Si hay algo que nos caracteriza a nosotros, los seres humanos, es nuestro instinto natural (y la mayoría de las veces imperceptible) de prevalecer. Sentimos dentro de nosotros mismos la apremiante necesidad de dejar nuestro legado a la posteridad, una marca de nuestro paso por el mundo.
Este deseo es el impulso vital que nos mueve a realizar
muchas de las cosas con las que nosotros estamos acostumbrados a tratar todos
los días: por esto los escritores redactan libros, los pintores plasman sus
ideas en el lienzo blanco, los músicos componen melodías y canciones, los
científicos investigan y revelan sus descubrimientos…e incluso, es por este
mismo deseo que simple y sencillamente actualizamos nuestro estado en Facebook, Twitter o cualquier otra red social. Queremos que nos escuchen, que la gente
sepa de nosotros, que estamos vivos.