viernes, 31 de agosto de 2012

¿Sueñan los humanos con raquetas eléctricas?


Últimamente se ha ido propagando un miedo atroz por una cosa: una invasión zombie. En efecto, parece que una de las cosas que más nos preocupa hoy en día es que en un futuro no muy lejano, los muertos se levanten de las tumbas y comiencen a tomar posesión de nuestras ciudades para comer nuestros cerebros. Esto, alimentado por series y películas del estilo como “The Walking Dead” o “Soy Leyenda” han contribuido a temer cada vez más la hipotética invasión zombie. Yo, por si acaso, ya me he comprado un búnker en la Antártida (que los zombies tienen muy mal equilibrio y se resbalan muy fácil en el hielo) y mi set de plantas mutantes a prueba de muertos vivientes y demás seres de ultratumba.

Pero el tema que hoy nos ocupa es algo de lo que nadie se ha atrevido a hablar hasta ahora,  y que irónicamente es más grande y temible que la misma invasión zombie: las raquetas eléctricas.


  Promocional de una proyecto cancelado del director Alfred Hitchcock 
                                       sobre estos terroríficos seres.

                          
Sí, esos artefactos diabólicos salidos del Averno, que se han ido colando poco a poco en nuestras sociedades, nuestras casas y nuestras mentes, como un mal insidioso y callado, igual que los mimos.

El invento más abominable de la humanidad después de los Teletubbies.  
                      
Hay tantas cosas mal en estos objetos que no sé por dónde empezar. Vamos a ver: “raqueta eléctrica”…Eso parece una idea salida de “Phineas y Ferb”. No quiero imaginarme la clase de mente ociosa que dijo: “¡Eh! Vamos a juntar una raqueta con una malla electrificada, a ver qué sale”. Pero de seguro que fue un chino, de esos que  gustan de abusar de las combinaciones extrañas, como el helado de tocino o las tortas de tamal.

Segundo, eso no es una raqueta. Imagínate tú a Roger Federer jugando con una de esas en algún famoso torneo de tenis, aunque admito que tendría sus ventajas:
-Roger, no me he traído las pelotas, ¿y ahora qué vamos a hacer?
-No te preocupes, ya electrocutaremos una araña, que nos sirve igual.

"Vengan a mí, malditos insectos..."
                                                    
Pero claro que, si se instituyera como deporte olímpico el tenis de raqueta eléctrica, también se tendría que aprobar el ping pong de raqueta eléctrica, el squash de raqueta eléctrica, y el peor de todos: el bádminton. Imagínense ustedes un partido de bádminton con una de esas raquetas, que le das al gallito y apenas toca la raqueta explota y se convierte en una palomita de maíz.

Y ahora, otra trampa más de estos maquiavélicos seres es que no los puedes usar como guitarra, a diferencia de las raquetas de verdad. Inténtalo con una raqueta eléctrica y te rebanas los dedos con la malla de metal. Y si está prendida, mucho peor. Lo bueno de esto es que te sirve como rayador de queso, rayador de autos, rayador de diamantes y hasta rayador de titanio.

Otra cosa que yo no entiendo es la lámpara que traen en el mango. ¿Para qué? No es como si uno se fuera de noche al bosque a cazar mosquitos. O igual piensan que en caso de un apagón se puede usar:
-Eh, se ha ido la luz. Toma la linterna.
-Gracias, no me hace falta, tengo aquí mi raqueta eléctrica con luz, y así si pasa algún bicho, aprovecho para darle un toque y me lo como.

No pasará mucho tiempo antes de que veamos a todos dejar las pequeñas linternas de bolsillo y empezar a cargar la omnipotente raqueta eléctrica.

Una raqueta eléctrica mostrando su lámpara a base de Bosones de Higgs. 

                        
Pero lo último de todo esto, y creo que es lo más humillante para el ser humano, es el objetivo por el que este instrumento infernal fue concebido: matar mosquitos.

El ser humano siempre ha estado en desventaja a la hora de combatir a los insectos: inventa pesticidas tóxicos que enferman a las personas, lanza bombas atómicas que destruyen ciudades enteras pero no una pequeña cucaracha, y ahora esto…

Me imagino yo a los mosquitos partidos de la risa, viéndonos a nosotros, la especie dominante del planeta Tierra, moviendo aquel extraño artefacto, cual alegres tenistas con problemas de coordinación,  tratando de liquidarlos con aquella suerte de colador. Y lo curioso aquí es el sonido que se oye cuando finalmente logramos darle a algo, ese chasquido tan estruendoso con el que despiertas a toda la cuadra solo por haber achicharrado un animalito de menos de un centímetro.

¿En serio creen que nos asustan sus coladores?


Y esto es solamente el inicio. Pronto empezaremos a ver que se venden en todos lados, que marcas famosas empiezan a producirlas en masa: “Raquetas eléctricas Wilson”, “Raquetas eléctricas Nike”. Y entonces ese día, ese día será el verdadero apocalipsis de la civilización.

Como pueden ver, las raquetas eléctricas no son para nada una buena idea, pero con todo y su interminable lista de defectos, tendremos que aprender a convivir con ellas, a respetar su poder y a utilizarlas con sabiduría. Sólo así, podremos hacer del mundo…un lugar mejor. Yo, por mi lado, me sentaré a esperar el día en que por fin inventen un sable láser para matar cucarachas.

2 comentarios:

  1. En caso de emergencia, no solo sirve como taser, si no que aparte inutilizas la mano de tu atacante por si este se recupera tras el shock eléctrico.

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    1. En un futuro, todas las mujeres cargarán una de estas en lugar del molesto gas pimienta.

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